Por Luis Pinate
Quejas y las redes neuronales
Las quejas son un veneno para tu cerebro. Pero, entonces, ¿por qué nos quejamos cotidianamente? La mayoría de las personas se quejan porque al exteriorizar sus emociones y pensamientos se sienten mejor, o al menos eso creen, por más que lo que estén manifestando sea negativo.
Sin embargo, la ciencia señala que la verbalización de los pensamientos negativos solo predice y perpetua su ocurrencia. Recorrer un sendero complicado y tortuoso cientos de veces hace que tu cerebro le dé una importancia significativa a ese camino y que lo convierta en tu vía de escape principal.
La neurociencia nos explica que quejarse constantemente altera nuestras redes neuronales afectando nuestra salud mental.
¿QUÉ ES LA SINAPSIS?
Adentrándonos un poco en el terreno científico, podemos decir que la sinapsis es el espacio entre el extremo de una neurona y otra célula. Los impulsos nerviosos se transmiten habitualmente a la célula vecina por medio de sustancias químicas que se llaman neurotransmisores. Pero, ¿qué tiene que ver la sinapsis con nuestras quejas del día a día? Cuando pensamos en algo, una neurona libera una serie de neurotransmisores, a través de los cuales se comunica hasta con otras 10.000 neuronas y establece una especie de puente a través del cual pasa una señal eléctrica. De esta forma se transmite la información en el cerebro.
Las Quejas
Lo interesante es que cada vez que se ejecuta este proceso, ese camino se consolida. De esta forma se crean auténticas autopistas neuronales en nuestro cerebro, las cuales nos permiten, por ejemplo, conducir de manera automática o caminar sin tener que pensar en cómo movemos los pies.
El problema es que cuando nos quejamos y nos llenamos de pensamientos negativos, estaremos potenciando precisamente esas redes neuronales, y convirtiéndolas en parte de nuestro piloto automático. Con lo cual, es posible que conozcas personas que se quejan absolutamente de todo, porque ya es parte de su protocolo de ejecución automático en el subconsciente.
Mientras más nos quejemos, más negro veremos el mundo, porque son precisamente esos caminos neuronales los que estamos potenciando, en detrimento de otros, mucho más positivos y beneficiosos para nuestra salud emocional.
QUEJARSE COMO FORMA DE VIDA
No es sencillo vivir en el mundo en el que estamos. Las malas noticias, la inseguridad, la inestabilidad económica, una pandemia y muchos más motivos pueden ser desencadenantes de quejas cotidianas. Sin embargo, debemos entender que tomar este hábito puede, directamente, enfermarnos de la cabeza.
Podemos ensayar ciertos protocolos de acción para prevenir la queja permanente y no fortalecer pensamientos negativos, sino todo lo contrario, trabajar ante cada situación para que lo que nos quede en el cerebro sean sensaciones positivas.
PROTOCOLOS DE ACCIÓN ANTE LA QUEJA
1. Ignora la fuente. Tu atención es limitada, no la desperdicies en algo que te genera malestar o incomodidad.
No puedes controlar todo lo malo que pasa en el mundo, está fuera de tu alcance. Entonces no te quejes, simplemente acéptalo o ignóralo. Acuérdate que las cosas adquieren poder en ti si tú les das valor. Esto también aplica si te rodeas de gente que continuamente se está quejando. La contaminación de sus pensamientos llegará a ti tarde o temprano.
Dirigir tu atención a otra cosa evita que se desencadene el estrés, el miedo o la ansiedad que afecta tu bienestar.
2. Cambia tu perspectiva. Encuentra el lado bueno y aprovéchalo a tu favor.
Es bueno recordar que no todo es cien por ciento malo ni cien por ciento bueno. Uno de los conceptos más conocidos en la historia es el del Ying y Yang, infundados por el taoísmo. Este famoso círculo negro y blanco nos representa que dentro de todo lo malo siempre hay algo bueno, y viceversa.
Es importante recordar que nuestra mente le da una importancia significativa a los aspectos negativos. Esta es la forma en la que está conformado nuestro cerebro con el único objetivo de supervivencia: ante un suceso negativo, este se pone en “modo alerta” y las quejas empiezan a cobrar vida. Identificar algo positivo en lo que nos esté sucediendo hace que nuestro cerebro se relaje y que el estrés baje notoriamente.
3. No te quejes, soluciónalo. Quedarnos en la queja es algo altamente negativo para nuestra mente y no trae consigo ninguna solución, pero si en lugar de estancarnos, trabajamos en cómo solucionarlo, no solo salimos del pesar y la angustia de la queja, sino que también ponemos a trabajar a nuestro cerebro para que pase de página rápidamente y se concentre en el antídoto.
Poner nuestra cabeza en funcionamiento para detectar una solución o un aprendizaje que pudo dejar el mal momento nos hará desviar el foco de lo malo a lo bueno y no tendremos que lidiar con el estrés.
CONCLUSIONES
La queja, como expresión de nuestros pensamientos negativos, forma parte de nosotros, la tenemos innata casi por naturaleza. Sin embargo, hacer de esta un hábito cotidiano puede traernos severos problemas a nuestra salud mental. La neurociencia nos ha probado que el exceso de la queja construye en nuestro cerebro caminos altamente negativos difíciles de desarmar: estrés o depresión.
Tener preparados protocolos de acción ante situaciones adversas y ponerlos en práctica cada vez que una de estas aparezca, nos ayudarán a poner nuestra energía en el lugar adecuado. No se trata de ser positivamente tóxico, sino de no darle excesivo poder a los pensamientos negativos, ya que ellos terminan convirtiéndose en nuestro peor enemigo a la hora de alcanzar nuestros objetivos.
Luis Pinate
Consultor Ejecutívo y Estratéga
Agile Consultants Group
Miami - Florida
@agilecng
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